Un poco de poesía
En el rincón literario, para conocer lo nuestro, las palabras de Don Aledo, y algunos datos de su vida.
A leer más de las letras del Chaco...

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MAÑANA DE NOVIEMBRE
Mañana
de noviembre en el oeste.
Como a un diapasón gigante
el fragor de las chicharras
hacía vibrar el monte.
El viento norte bramaba.
Todo el territorio ardía
en una inmensa fogata.
Muy lejos, alucinado,
un crespín se desangraba.
Mañana
de noviembre en la memoria
y en la añoranza.
Mi corazón aquel día
cómo olvidarlo,
era también una brasa.
_
DISTANCIA
En la polvareda verde
Del monte, al sol, galopando,
Desde mi escuela a tu escuela
Hay una legua de canto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo…
Y en la polvareda oscura
De la noche, paso a paso,
Hay de tu escuela a mi escuela
Diez leguas de sobresalto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo…
_
PUEBLO
Cuatro calles polvorientas,
Y un puñadito de casas,
Bajo la cúpula verde
De algarrobos y catalpas.
Una iglesia, casi en ruinas,
Santificando la plaza.
En la plaza, algunas tipas,
Y en las tipas, las cigarras
Echando a rodar los ríos
Estivales de sus flautas…
Para la dicha es muy poco,
Y con ser tan poco, basta.
_
HERENCIAS
Sólo dejamos, al final, unas palabras.
Son las únicas huellas transitorias
de nuestro paso
sobre un tembladeral de olvidos y silencios.
De su fuego
después no queda nada.
Tendrá más vida que ellas
la ceniza glacial
de nuestros huesos.
No, la palabra no es un ave fénix:
no conoce el milagro
de la resurrección.
A leer más de las letras del Chaco...
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MAÑANA DE NOVIEMBRE
Mañana
de noviembre en el oeste.
Como a un diapasón gigante
el fragor de las chicharras
hacía vibrar el monte.
El viento norte bramaba.
Todo el territorio ardía
en una inmensa fogata.
Muy lejos, alucinado,
un crespín se desangraba.
Mañana
de noviembre en la memoria
y en la añoranza.
Mi corazón aquel día
cómo olvidarlo,
era también una brasa.
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DISTANCIA
En la polvareda verde
Del monte, al sol, galopando,
Desde mi escuela a tu escuela
Hay una legua de canto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo…
Y en la polvareda oscura
De la noche, paso a paso,
Hay de tu escuela a mi escuela
Diez leguas de sobresalto.
Si lo sabremos
Yo y mi caballo…
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PUEBLO
Cuatro calles polvorientas,
Y un puñadito de casas,
Bajo la cúpula verde
De algarrobos y catalpas.
Una iglesia, casi en ruinas,
Santificando la plaza.
En la plaza, algunas tipas,
Y en las tipas, las cigarras
Echando a rodar los ríos
Estivales de sus flautas…
Para la dicha es muy poco,
Y con ser tan poco, basta.
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HERENCIAS
Sólo dejamos, al final, unas palabras.
Son las únicas huellas transitorias
de nuestro paso
sobre un tembladeral de olvidos y silencios.
De su fuego
después no queda nada.
Tendrá más vida que ellas
la ceniza glacial
de nuestros huesos.
No, la palabra no es un ave fénix:
no conoce el milagro
de la resurrección.
En la próxima publicación, un poema de Leslie Hidalgo, de 3º 1º, que está prometiendo hace rato seleccionar uno de los muchos que escribe para que todos leamos.
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